Un Gestor Cultural no sólo coordina eventos, talleres, etc. También tiene una delicada tarea que se asemeja a la de un escultor, ese que ve en un pedazo de piedra ordinaria una belleza "extraordinaria", talla, limpia, esculpe hasta que logra hacer que otras personas descubran el potencial enorme que tienen en su interior. Aquella es la labor más gratificante de todas, la de dar luz, la de dar alas
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